.- “Nada interesante, de seguro algún tipo de envoltorio”. Bajo la vista y siguió el movimiento pendular de la madera que tenía en sus manos. Continuo implacable hasta llegar al fin del pasillo sin sorpresas.
Al día siguiente saludaba a los transeúntes al otro lado del ventanal con su paño húmedo y el limpia vidrios.
.- “Movimientos circulares”, se repetía sonriendo. La parte favorita de su día, tiempo para observar gente y jugar a adivinar sus ocupaciones era un placer que solo unos pocos privilegiados tenían la oportunidad de ejercer.
Al finalizar la limpieza de los vidrios recordó la pequeña luz. Saco brillo a todas las manillas mientras se acercaba al final del pasillo. Como de costumbre, cuando llego al final no noto nada extraño.
Ya acostumbrado a aquella luz al final del pasillo, terminar de barrer y buscarla sin exito se transformo en su actividad predilecta de la rutina.
Pasaron las primaveras y el resplandecer con el tiempo fue abarcando todo el pasillo con rayos dorados y cálidos que envolvían todo a su alrededor.
Un día como pocos, el pasillo se notaba extrañamente corto y aquella luz ya no estaba al final del pasillo sino en todos lados.
Inmerso en la luz intento buscar el pasillo para volver a los ventanales. Solo vio una larga escalera.